"Ser flamenco es tener otra carne,
alma, pasiones, otra piel,
otros instintos, deseos,
es tener otra visión del mundo,
con el sentido de lo grande,
el destino en la conciencia,
la música en los nervios,
la fuerza independiente,
la alegría con lágrimas
y el dolor, la vida y el amor que marcan.
Ser flamenco es odiar la rutina y el método que castran;
quiere decir sumergirse en el canto, en el vino y en los besos.
Transformar la vida en un arte sutil,
caprichosa y libre,
sin aceptar las cadenas de la mediocridad,
jugarse todo en una apuesta.
¡Gustarse, darse, sentirse, vivir¡
¡Esto!"
quinta-feira, 23 de outubro de 2008
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