Farrucos Centro Flamenco e Grupo Farrucos de música Flamenca

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quarta-feira, 6 de maio de 2009

Enviado por Antonio Yunque...

Es muy común escuchar que el Flamenco es un arte gitano, o creación de los gitanos. De lo que no hay duda es que fue en ambientes de la Baja Andalucía en donde comenzó a manifestarse el Flamenco. Últimas investigaciones de tipo genético demuestran que todos los gitanos del mundo descienden de un mismo grupo, que se sitúa en la India en torno a los siglos X-XII.

No es fácil saber lo que han conservado de las tradiciones musicales de la India, considerando la cantidad de influencias culturales que han ido recibiendo desde tan lejanas fechas. Después de varios siglos en Irán se separaron en dos ramas, unos bajaron hacia el sur a través de Siria y otros siguieron su marcha, como siempre en clanes, hacia el oeste rumbo a los Balcanes . Durante toda esta migración , recibieron influencias de la música de todos los lugares por los que iban pasando, con gran importancia la música turca, pues los turcos desempeñaron un papel importante en la gran mezcla cultural, musical, que afectó a toda el área situada entre la península balcánica y Hungría entre los siglos XV al XVIII. Los gitanos sabían interpretar la música a gusto del cliente, lo que demuestra su gran capacidad de adaptación . Al pueblo gitano lo observamos como buen intérprete de la música persa, árabe, india y turca. Era muy común que los contrataran en las bodas y fiestas los habitantes autóctonos. En Hungría, la música cíngara fue adquiriendo relevancia desde los siglos XV y XVI. Las orquestillas de cíngaros, compuestas generalmente de violines, un contrabajo y el czimbalón , animaron tanto bailes populares como fiestas señoriales.

Por lo general, los gitanos transforman cuanto tocan en el terreno musical, hasta hacer difícilmente reconocible la música que tomaron en préstamo (así en música húngara , flamenco, jazz manuche , canciones rusas y rumanas, griegas , turcas...). “Los coros cíngaros o gitanos de Rusia no alcanzan la maestría ni el genio de los eslavos, pero tienen ese fuego salvaje y una ternura que no pertenece a ningún otro pueblo”. Sea en Rusia como en Hungría, Rumania o Turquía, los cíngaros o gitanos encarnan la fiesta. Y no hay fiesta verdadera sin ellos. Es impresionante la capacidad de adaptación que demuestran ante cualquier nueva música con la que se encuentran , y en concreto ante las músicas 'populares' de cada lugar. Las aprenden y reinterpretan de una manera nueva.

Empiezan a llegar a España en el 1425. Entraron por los Pirineos diciéndose expulsados de su tierra, el Pequeño Egipto (región de Grecia) por los turcos. De ahí vendría el nombre de egipcianos, egiptanos o gitanos. Circulan en tropas de cuarenta a cien conducidos por personajes que se dicen 'condes' o 'duques'. En 1462 dos condes del Pequeño Egipto llamados Tomás y Martín llegaron a Andalucía al frente de unas cien personas, Pronto se les ve ya en la comitiva procesional de diversas fiestas del Corpus: danzando, tocando tamboriles, panderos y sonajas: en Guadalajara, en 1478. Poco después en Segovia, en Toledo.

Desde 1607 las zambras gitanas sustituyen a las de los moriscos y acabarán sustituyéndolos definitivamente después de la expulsión de 1610. Esto no significa que ambas zambras fueran iguales, pero todo indica que los gitanos eran capaces de imitar y ‘superar" a los moriscos, igual que interpretaron seguidillas castellanas a la manera gitana.

El Flamenco y los Gitanos
Las raíces del flamenco se formaron recogiendo influencias de muy diversos orígenes, podemos encontrar en esta música aportaciones castellanas, árabes, judías, griegas, hindúes etc ...

El primer documento que certifica la entrada de los gitanos en España es de 1447. Los gitanos encontraron en Andalucía el lugar perfecto para desarrollar su musicalidad, pues esta región disfrutaba de un impresionante auge cultural, artístico y científico, debido a casi ochocientos años de mezcla de culturas árabes, judías y cristianas.

Los gitanos llegaron en mal momento porque por aquel entonces los Reyes Católicos estaban emperrados en echar del país a todo aquel que no fuera de comunión diaria y tras la caída de Granada en 1492 se inició una cruenta serie de expulsiones (sobre todo de judíos y musulmanes) y persecuciones de "no-católicos" que no acabó hasta dos siglos más tarde. Los Reyes Católicos les prohibieron hablar su idioma y se les obligó a tener trabajo y residencia fijos.

Durante el siglo XVI, muchos trabajaron en las minas y vivieron en casas construidas en cuevas de montañas donde cientos de judíos, musulmanes y gitanos paganos se habían refugiado huyendo de las reconversiones forzosas llevadas a cabo por los gobernantes y la iglesia.

Los principales centros y familias flamencas se encuentran todavía en barrios y ciudades que sirvieron de refugio para los gitanos: Alcalá, Utrera, Jerez, el barrio de Triana de Sevilla.
Podemos decir que al final del Siglo XIX el flamenco ya había establecido sus formas tal y como se conocen hoy, pero esto tiene que ser comprendido teniendo en cuenta que el flamenco es una música que no ha cesado de evolucionar desde sus orígenes y que continua viva y cambiante.

Las tres principales herramientas del flamenco son el cante, la guitarra y el baile. El nuevo flamenco, etiqueta con la que se agrupan las formaciones jóvenes menos preocupadas por el purismo y más interesadas en la mezcla de músicas, incorpora saxos, flautas, chelos, violines o el citar, e innumerables instrumentos de percusión, como los bongos y las congas de Sudamérica, y la darbukáa y el djembe Indios.

En la mayoría de las músicas occidentales, el ritmo es constante y está presente en las acentuaciones de unos compases de no más de cuatro medidas. En el flamenco, el ritmo es esencial, y se aplica de una forma muy especial: Los compases pueden tener doce cuentas con acentuaciones predeterminadas que forman una frase rítmica que los intérpretes conocen de antemano, y sobre la que se pueden ejecutar variaciones sorprendentes incluso bajar y subir la velocidad.

La complejidad y variedad rítmica evita la repetición y contribuye a la construcción climática de unos cierres y finales con un carácter resolutorio muy marcado. El ciclo más habitual, en casi todos los palos, es de doce partes, (como en el blues ). Los palos más antiguos son los Romances, Gilianas y Alboreas.

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